lunes, 5 de noviembre de 2012

Messenger: Crónica de una muerte anunciada

Se venía diciendo desde hace tiempo, que si había quedado en el olvido, que si ya nadie lo usaba, que si las redes sociales y WhatsApp le habían comido el terreno... hasta que al final, ha ocurrido. Windows Live Messenger claudicará en los próximos días. Parece una broma de las míticas cadenas de e-mails, pero no.

A pesar de que de momento no hay comunicado oficial de Microsoft, las redes sociales son un hervidero en las que se comenta que el gigante informático está planeando retirar el famoso servicio de mensajería instantánea y migrar a sus usuarios a Skype (recientemente adquirida por Microsoft).

Adiós a los zumbidos. Adiós al "tintuntín" al recibir mensajes. Adiós al los monigotes del Messenger dando vueltas al iniciar sesión. Adiós a la ventanita de notificación encima del reloj. Esto es renovarse o morir, y más aún en el mundo de las tecnologías. Nosotros mismos lo hemos provocado. Yo, personalmente, seguía utilizándolo, soy uno de esos raros, aunque si es verdad que cada vez menos tiempo, y cada vez con menos gente.

Nadie negará que "el messenger" supuso una revolución en su tiempo, y que ha sido la aplicación que nos ha visto crecer en el mundo de la red y la que nos ha ahorrado miles de llamadas a nuestros amigos a lo largo de estos años con la tan usada frase "te conectas y hablamos". Pero ahora, ya está viejo, anticuado, ya no está de moda, y como un galgo que ha dejado de ser veloz y no gana carreras, toca sacrificarlo sin que tiemble el pulso. En esta nueva era de Facebook, Twitter, Google y compañía, no hay sitio para una aplicación nacida allá por el lejano año 1999, cuando en España aún proliferaban los módems de 56k.

Hace unos meses ya supimos que vamos a tener que cambiar el @hotmail de nuestras direcciones por @outlook, y ahora le toca al Messenger. Lavado de cara de los servicios de Internet de Microsoft a los que ya casi nadie miraba por feos.


R.I.P.
Windows Live Messenger 
1999-2012
 


viernes, 2 de noviembre de 2012

Se acabó la fiesta

Siempre es bueno tener un tema del que hablar en tu blog, pero... este no es el caso. El post de hoy está relacionado con el incidente de la madrugada del 31 durante una fiesta de Halloween en el Madrid Arena. Si vives debajo de una piedra y no te has enterado de la tragedia, aquí tienes la noticia. Parece que el desencadenante fue el encendido de un artículo pirotécnico que provocó una avalancha en la que murieron 3 jóvenes. Aunque ese fue el desencadenante, seguramente hay otras consecuencias indirectas, pero no por ello menos importantes, que influyeron en este desafortunado accidente.

Exacto. Os hablo de la sobreventa de entradas, algo muy de moda en las discotecas/fiestas españolas, y más concretamente las madrileñas, que son las que lo he vivido yo. La cantidad de entradas que se ponen a la venta va en función de un concepto que siempre me ha parecido muy abstracto: el aforo máximo.

Aforo máximo, cantidad límite de personas pero ¿en que condiciones? ¿Teniendo un metro cuadrado de espacio a tu alrededor? ¿Medio metro? ¿Lo justo para estar cerca y poder arrimar cebolleta sin que se considere un acto de depravación?

No me gusta dar nombres, pero ilustraré mi opinión con un ejemplo una sala a la que solía ir bastante: Fabrik. Según sus datos, tiene un aforo de unas 12.000 personas. En fiestas multitudinarias es increíble la de gente que se puede congregar ahí, que se resume en movilidad basada en empujones para llegar de la barra a la pista. Esto creo se produce porque probablemente esos 12.000 de aforo sean contando la terraza exterior, pero claro, en pleno invierno a ver quien es el valiente que se queda toda la noche al aire libre. Eso, amigos, también es sobrevender.

Otro arma de doble filo es el gran invento de "las listas gratis sin límite", en las que te dan de plazo hasta cierta hora (las 2:00 normalmente) en la que diciendo que estas en la lista de Fulanito, entras gratis. Pero...  ¿cuanto es el máximo de personas en una lista? ¡Qué más da! ¡Yo te apunto y pasas gratis! (la palabra gratis resuena en tu cabeza... gratis, gratis...atis...atis).

Esto me ocurrió hace tiempo en La Riviera (soy un chivato), con la famosa "lista de Fulanito". Al llegar lo que nos encontramos fue una manada de gente agolpada a la entrada de la discoteca a los que habían vendido la moto como a nosotros. Eso, unido a que se acercaba la hora límite, y que había dos o tres gorilas para controlar a varios cientos de personas, dió como resultado largo minutos de jóvenes como sardinas en lata entre la puerta, las vallas y la rivera del Manzanares. No he vuelto a ir desde ese día, y mucho menos me he vuelto a fiar de los que te ofrecen esas "listas exclusivas". Esto, también es sobrevender.

Moraleja: sobreventa + gilipollas con petardo/bengala = tragedia.